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Terrorismo intelectual
Alizia Stürtze
Terrorismo intelectual larvado llamaba el hispanista Pierre Vilar a ese pensamiento «políticamente correcto» de hace ya 20 años que obligaba a adoptar un tono desdeñoso cada vez que se mencionaba a algún personaje proscrito tipo Stalin. «Terrorismo intelectual a la española», es decir, no ya sólo compulsión a la autocensura y coacción solapada a toda expresión divergente, sino represión abierta y explícita del derecho al pensamiento crítico, es lo que el poder absoluto del neofranquista PP intenta imponer a cualquiera que haga una lectura alternativa de la realidad y, muy en particular, a la izquierda abertzale, que conforma lo que Toni Negri y Michael Hardt en su reciente "Empire" llaman «la naturaleza progresista de un nacionalismo subalterno» como el vasco, cuya lucha por autodeterminarse y dejar de ser una cultura dominada es vigorosa, subversiva y plural frente a la miseria ideológica del poder central corrupto.
Terroristas intelectuales y prevaricadores a la madrileña. Calificativo más ajustado no pueden merecer esos 52 rectores de Universidad, en su gran mayoría funcionarios del Ministerio del Interior del Estado español, que, siempre atentos a su poco ejemplarizante carrera, se han prestado a otra operación mediática más del terrorismo informativo de ese nuevo académico de la Historia que es Mayor Oreja. Así, espléndidamente viajados, alojados y comidos con nuestros impuestos, llegados hasta la colonia irredenta, han hablado a las cámaras y a los micrófonos de tolerancia y de libertad de pensamiento, protegidos de la chusma estudiantil indígena por todo un ejército de ertzainas pertrechados con lo más sofisticado en armamento disuasorio que, con su sola presencia (habitual en los campus vascos), pisoteaban la primera ley de todo templo universitario: su inviolabilidad ante cualquier fuerza externa.
El anterior rector Salaburu fue la cabeza visible de quienes iniciaron desde Madrid el tensionamiento de la comunidad universitaria, el intento de eliminación del pensamiento divergente, la confusión entre libertad de cátedra y derecho de pernada del profesor en el esquema intelectual no colonizado del alumno, el engorde mediático de foros neofascistas como el de Ermua, el allanamiento permanente del recinto universitario por diferentes fuerzas de seguridad, públicas y privadas... La publicitada visita a Leioa de estos 52 jinetes no es sino un eslabón más de esta larga cadena de despropósitos. En cuanto a la presencia de altos cargos del PNV-EA en dicho acto, más en estos momentos de ataques a la autonomía universitaria vasca con la imposición del distrito único, lo más elegante que se me ocurre es que quizá padezcan el síndrome del colonizado que suele cursar con patéticas muestras de servilismo ante los representantes de la metrópoli que es quien, a la postre, mangonea el cajón de los dineritos.
Kolectivo
La Haine
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