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La voraz termita capitalista y la izquierda
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x Alizia Stürtze
- Historiadora
Entre cierto abertzalismo de izquierda y la progresía en general
ha anidado con aparente comodidad una plaga de alto poder destructivo:
el modo capitalista de pensamiento y de acción que, como un termitero,
corroe y desfigura todos los órdenes de la vida y los valores de
quienes nos declaramos de izquierdas, hasta convertirnos en seres mediocres,
conformistas, jerárquicos, clasistas, dóciles, acríticos,
individualistas, y también explotadores.
Sólo desde esa asunción vital del funcionamiento capitalista
se puede comprender la mercantilización actual de la cultura vasca,
reducida casi por completo a industria cultural y a objeto de consumo
rápido, y de la que el Guggenheim o el agresivo marketing en torno
a la última Feria de Durango podrían ser los paradigmas.
La importancia ha pasado a tenerla no la calidad sino la cantidad: un
producto «cultural» se mide por lo que vende, no por su capacidad
creativa y liberadora. Lo que conduce a una agresiva y empobrecedora tendencia
a la concentración que, con el cuento de la «competitividad»,
supone en la práctica la marginación o la eliminación
de lo alternativo, de lo crítico, de lo realmente bello y subversivo,
del razonamiento frente al reflejo o la moda; supone, en definitiva, la
muerte de lo que definimos como cultura. No hay más que ver cómo
van cayendo aquellas pequeñas librerías donde había
libreros, y cómo van siendo absorbidas o eliminadas colecciones
y editoriales de pensamiento por su «no rentabilidad», y cómo
la palabra arte ha quedado reducida a sinónimo de algún
que otro museo de moda a visitar. Sólo desde la negación
de que el capitalismo es explotación, se puede comprender que,
en ciertos proyectos emprendidos desde la autodenominada izquierda, el
«ganar dinero» sea considerado objetivo prioritario, aunque
para eso haya que vender cualquier cosa y valerse de la «flexibilización»
del mercado laboral con parecidos pocos escrúpulos neoliberales
que los de Confebask. El que, por ejemplo, Eroski invierta nuestro dinero
en el equipo ciclista de la Once, en lugar del Euskaltel, para evitar
que en el Estado español le relacionen con «lo vasco»,
y que esto no merezca ningún titular y, además, les sigamos
considerando «nuestros capitalistas», sólo tiene explicación
desde una izquierda a la que la termita capitalista le ha corroído
los cimientos.
Decía el Che que la sociedad que queremos construir está
ya reflejada en la naturaleza de la lucha que llevamos. La liberación
real sólo puede venir desde la conciencia y la lucha anticapitalistas
y desde la cultura y los conocimientos no mercantilizados. Porque, como
bien expresaba Fidel Castro, «una revolución sólo
puede ser hija de la cultura y de las ideas», pero, nos guste o
no, «sin conocimientos no puede haber ideas».
Gara
07.01.02.
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