Euskal Herria :: 14/04/2005
No estamos dispuestos
Largos años de exilio de miles de refugiados; más de 700 presos con una reciente historia política de 20 años de dispersión y un sin fin de familias con una trayectoria de décadas amasada con sentimientos y actuaciones dignas de encomio.
Largos años de exilio de miles de refugiados; más de 700 presos con una reciente historia política de 20 años de dispersión y un sin fin de familias con una trayectoria de décadas amasada con sentimientos y actuaciones dignas de encomio. Unas familias que, sin patrimonializar el sufrimiento, han cruzado el mundo por demasiadas Plazas de Mayo para acercarse lo más posible al represaliado perseguido, torturado, encarcelado, alejado e incomunicado. Gente con un recorrido histórico donde en cada coyuntura política ha conocido nuevas fórmulas represivas con un mismo objetivo: la derrota del rehén, la claudicación de una opción política, la desaparición de la disidencia que reclama y defiende derechos civiles y políticos, personales y colectivos. Un ataque físico permanente contra el represaliado y su entorno familiar y afectivo. Gente que conoce de primera mano la violencia de Estado, acompañado de carroñeros y alimañas en busca del maná que brota del manantial de sufrimiento, de entereza y razón, ajenos a esos acompañantes oportunistas que sólo entienden de gestión, fontanería administrativa y comodidad al son de un folclore que lleva el colaboracionismo hasta sus últimas consecuencias.
Desde ese manantial podemos afirmar que el agua cristalina avanza. Nuestros familiares han sido capaces de afrontar el salto de una tabla reivindicativa de derechos (mínimos de supervivencia) a sumar aquella otra de carácter político, configurando así su demanda de status. En dicho recorrido, los familiares también hemos asumido esas peticiones que conllevan la apuesta por el proceso político que dé solución a esta realidad que padece Euskal Herria, en busca de un futuro decidido por la ciudadanía vasca: la rúbrica de Etxerat, junto al Colectivo de Presos y Refugiados Políticos vascos, partidos, sindicatos y demás agentes sociales, sobre un acuerdo de base para la creación de una mesa que conduzca a la resolución del conflicto. Un acuerdo que, irremediablemente deberá de hacer escala en la repatriación.
Y llegados a este clima electoral de auténtico escándalo, Etxerat nos muestra cuatro fotografías de otros tantos políticos poseedores de un lenguaje que adolece de compromiso alguno. Políticos que hablan de derechos humanos eludiendo o aplaudiendo la dispersión, esa violenta medida política de Estado que tortura, causa heridos y mata a presos, ex presos, familiares y allegados. Y los hay incluso tan miserables que califican de mero accidente de tráfico la muerte de una madre cuando ésta se dirigía a visitar por enésima vez a su hijo a alguna lejana y maldita cárcel.
En estas eternas semanas de campaña electoral en busca incesante del voto, nos encontramos con que los candidatos a lehendakari Ibarretxe, Patxi López, San Gil y Enriqueta Benito no tienen ni desean 30 minutos (que sí los han tenido otros candidatos) para entrevistarse con las familias de los represaliados ía petición expresa de aquéllasí para responder in situ a las peticiones de compromiso para, de forma práctica, trabajar y poner fin a esa conculcación de derechos en el sistema penitenciario, volcando el mismo a aquel otro en clave de resolución política generalizada para nuestro pueblo que conlleve también la vuelta a casa, de forma definitiva, de todos los presos, refugiados y deportados políticos vascos.
Estamos ante una campaña electoral que, entre otras muchas negativas, tiene una agenda personal y política que no desea entrevistarse con Etxerat. Un continuo hablar con bonitas frases, elegante sonrisa; un discurso de cálculo político-electoral con la finalidad de liderar cómodamente la gestión de este Estatuto con el cual, hace 25 años, iban a salir a la calle los presos. No tienen 30 minutos para entrevistarse con Etxerat, pero sí para participar en parciales debates televisivos donde el único momento en el que hablan de los presos y presas es para que el partido gobernante en Madrid le recuerde al partido que lleva 25 años gobernando en Gasteiz su responsabilidad como creador y codiseñador de la dispersión («Å vosotros nos decíais a quiénes y adónde dispersarlos»). Es así que mienten cuando hablan de derechos humanos, mienten cuando hablan de mesas de diálogo y mienten cuando hablan de un futuro emancipador. No asumen compromisos para encaminar el conflicto hacia la resolución política.
No estamos dispuestos a soportar una nueva legislatura de dispersión que tortura, hiere y mata. La apuesta ha de ser en clave de solución de carácter integrador y mediante compromisos prácticos y políticos. Esa es la única apuesta válida. La apuesta del voto verdaderamente útil que vendrá inmerso en un sobre de agua cristalina procedente de una solitaria y fría celda de alguna distante cárcel; aquel en el que aparecerá una señal temblorosa, a la vez que decidida, de una presa política vasca torturada y recientemente encarcelada; aquel en el que aparece alguna señal de un preso político vasco que se acerca a 25 años sin libertad y acompañado de su soledad y sus esperanzadores sueños; aquel de un padre y una hija que acuden a una urna con el orgullo del lazo que les une a los presos, refugiados y deportados políticos vascos. Cuestión de compromisos. Sea el voto considerado legal o nulo.
Angel Almaraz Fernández (familiar de preso político vasco)