La desgracia del conspirador
Cuando analizamos el período 1969-1973 se nos impone la ausencia de Cooke. Una ausencia prepotente. Como se sabe: nadie se muere en las vísperas. Nadie, salvo Cooke, que falleció el 19 de septiembre de 1968, el mismo día en el que las fuerzas de seguridad descubrían el campamento de guerrilleros y guerrilleras de las FAP en Taco Ralo, en la provincia de Tucumán.
Meses antes del estallido de esa formidable rebelión popular (obrero-estudiantil) que fue el “Cordobazo” que, además, inició un ciclo histórico caracterizado por el “auge de masas” en la Argentina, posiblemente el más importante de toda nuestra historia. Cooke fue el gran ausente de ese auge de masas, del “Rosariazo” (los dos “Rosariazos”), del “Tucumanazo”, del “Mendozazo”, del “Vivorazo”, del “Devotazo”, etcétera. Ausente del desarrollo de las principales organizaciones políticas revolucionarias. Ausente del clasismo, del poder obrero, de la experiencia de las comisiones intersindicales.
"El Hereje. Apuntes sobre John William Cooke", de Miguel Mazzeo, publicado por la editorial El Colectivo, de próxima aparición.