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Argentina :: 10/09/2022

La perfomance del mal sicario

Guillermo Cieza
Un pueblo movilizado no solo obliga a replegarse a los nazis, también pregunta porque el gobierno nacional y popular ajusta a los pobres y premia a los más ricos

La detención de Brenda Uliarte, alias “Ambar”, empieza a completar el círculo de los involucrados en el fallido asesinato de Cristina Fernández. La información aportada por cámaras de seguridad y por el celular de Fernado Sabag Montiel parece confirmar que quienes montaron el magnicidio son personas que desconocen el ABC del manual del sicariato.

Cuando de la revisión del arma que fue utilizada para atentar contra la vida de la Vicepresidenta se concluyó que funcionaba correctamente, pero que los disparos no salieron porque no fue accionada correctamente la corredera, surgieron algunas dudas sobre el tirador.

No sobre sus intenciones, sino sobre su manejo de armas. La corredera puede fallar para subir la primera bala del cargador en la recamara, pero una pistola como la Bersa permite revisar visualmente si ese paso se cumplió en forma exitosa.

En los días sucesivos se fueron agregando nuevos elementos. El tirador concurre al lugar donde va a realizar el asesinato con documentos que permiten identificarlo inmediatamente. Le está facilitando a los investigadores, en caso de ser detenido o abatido, datos personales que en pocos minutos lo vincularan con su domicilio, redes, amigos, etc.

El tirador lleva encima su teléfono celular. Ese es un elemento que va a brindar mucha información sobre su persona y sus contactos. En este caso, fotos donde está posando al igual que su novia, con el arma homicida.

El tirador se esfuerza en los días previos por aparecer por televisión. Gracias a las apariciones en Crónica, se convirtió junto a su novia en una cara conocida. Lo suficiente para no poder alegar que estaba allí porque fue a aplaudir a Cristina, si hubiera sido detenido como sospechoso.

Resumiendo, todo lo que hacen Montiel y Uliarte no se parece en nada a lo que haría una pareja de sicarios y se parece mucho a lo que harían un grupo de jóvenes que vive en el mundo de la perfomance. En ese mundo se mezclan la realidad y la virtualidad y no es tan importante lo que sucede sino lo que se muestra. Quienes participan en una perfomance están mas preocupados por el impacto visual, por el gran escándalo que crearan con su actuación, por los millones de “me gusta” que van a a recibir como premio por su audacia. El detalle es que esta perfomance incluía un asesinato.

Montiel y Uliarte no son una excepción. En la Argentina hay miles de jóvenes y no tan jóvenes que vive en un mundo donde es difícil distinguir dónde termina lo virtual y empieza lo real. La pandemia fortaleció estas alienaciones. Montiel y Uliarte viven la ficción de un grupo de vengadores neonazis antiperonistas. Hay otras.

La gran duda es cuál es la vinculación entre estos jóvenes y los grupos políticos y empresariasles de poder que fomentan y a veces financian estas tendencias. En el caso de las guarimbas venezolanas que he mencionado en el artículo “Y llegaron los nazis” (https://lahaine.org/vN9), la relación era directa.

Allí el grupo Voluntad Popular, liderado por el 'demócrata' Leopoldo López, no sólo daba cobertura mediática internacional con campañas como la de SOS Venezuela, sino que proveía de armas y logística a jóvenes que jugaban a la guerra.

La perfomace de “la resistencia contra la tiranía” con una mística donde convivían emblemas neonazis con los de la zaga de Star Wars fue alimentada incluso con armas cuyo manejo estaba fuera del alcance de quienes la recibían. En 2017, en el Municipio de Chacao, Lander Armas Neomar Alejandro, de 17 años, murió cuando un mortero que manipulaba le estallo en el pecho.

En el caso de Montiel y Uliarte esta relación parece más difusa. Su accionar parece vinculado a la reacción de un grupo de jóvenes que se han negado ser parte del “rebaño de pelotudos”, alentados por personajes como la comunicadora que acuño esta frase. Pero no aparece, por ahora, ninguna conexión política directa con algún grupo o poder interesado en eliminar físicamente a la Vicepresidenta.

Seguramente en el circulo cercano de la pareja no faltaron quienes hayan aprobado el hecho que iban a cometer o incluso le dieron manija para que lo hicieran. Nunca faltan los que promueven el “anímense y vayan”. Lo evidente es que, quienes lo alentaron, no les leyeron las reglas básicas de un buen sicario, ni tuvieron preocupación alguna porque los autores del intento de homicidio pudieran zafar de las responsabilidades del hecho.

“Tirar la piedra y esconder la mano” es una conducta histórica de la derecha. Promover el crimen y despues negarlo o relativizarlo es una actitud de manual. En la historia argentina tenemos varios ejemplos muy ilustrativos.

En los meses previos al golpe de Estado de 1976, las grandes Camaras Empresarias convocaron a la intervención militar y llamaron a imponer el orden a sangre y fuego. Producido el genocidio se desligaron de sus responsabilidades culpando de lo ocurrido a ” militares que se volvieron locos”.

En los días previos a la masacre de Avellaneda (junio de 2002, https://lahaine.org/cV8I) los grandes medios de prensa, las centrales empresarios y las cúpulas de los grandes partidos políticos convocaban a ”poner en caja a los piqueteros apelando a acciones represivas” . Producida la enorme repulsa popular por el asesinato de Maxi y Darío, lamentaron que “al comisario Franchiotti se le voló la cabeza”.

Con el atentado a Cristina, pasaron de pedir pena de muerte a desconocer la existencia de un atentado. Cuando no pudieron sostenerlo probaron con la versión del autoatentado. Ahora se aferran a la versión de que ocurrió, pero no fue un hecho demasiado grave.

Mas allá de lo que no cambia, que es la conducta de la derecha, resulta evidente que los grandes actores de este episodio, que son los promotores mediaticos de conductas criminales y los grupos que viven en la ficción de vengadores neonazis, siguen existiendo.

La movilización popular sigue siendo el mejor antídoto. Hay que ver si se mantiene, porque con un pueblo movilizado no solo se obliga a replegar a los nazis, también aparecen preguntas incómodas. Por ejemplo porque el gobierno nacional y popular audita y ajusta a los pobres y premia y no investiga a los más ricos.

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