Masacre en Bogotá: Paz en las instituciones
El 9 de septiembre Bogotá estalló de nuevo luego del asesinato de Javier Ordóñez a manos de la policía. Lo mataron mientras suplicaba por su vida (https://lahaine.org/dG9S). [1] Fue la primera gran revuelta desde las marchas del año pasado y la policía respondió de la única forma que sabe, con una masacre de siete personas. Esta masacre a diferencia de las otras que ha vivido el país ocurre en plena capital, no en un rincón aislado, y es una masacre atribuible a la Alcaldía y también a la Presidencia del país.
Las reacciones no se hicieron esperar. Claudia López, la alcaldesa y máxima responsable de la Policía en Bogotá, reaccionó con calma ante el asesinato de Javier Ordóñez y en un video se ve que simplemente preguntó si el caso se pasó a la Fiscalía, y el alto oficial presente le informó que no, que lo pasaron a la Justicia Penal Militar. Ella no se inmutó. Seguro no esperaba la reacción de la gente. El saldo de la noche de protestas del miércoles (el jueves prosiguieron) es de diez personas asesinadas, siete en Bogotá y tres en Soacha, más de 380 heridos entre las dos noches, ocho buses del Transmilenio incinerados y 56 instalaciones de la Policía dañadas, entre ellas 22 CAI incinerados.[2] El ministro de Defensa ofreció hasta 50 millones por información sobre las muertes.[3] No tiene que ir más lejos que a las filas de la Policía y preguntar quien quiere delatar a sus mandos, pero no lo hará.
Según Claudia López, los actos de protesta no son justificables y además afirma con la mayor estupidez que “destruir a Bogotá no va a arreglar la Policía, no va a restablecer el déficit de confianza y legitimidad que hay en la Policía”[4]. Tiene algo de razón pero no se trata de si la violencia va a arreglar la Policía, sabemos que ella no va a arreglar a la Policía. Durante el confinamiento, mandaba con orgullo a la Policía a desalojar a pobres, exhortaba a imponer orden, recibía denuncias de abusos por parte de la Policía, como extorsiones, torturas, golpizas, violaciones y abuso sexual y no hizo absolutamente nada.
Hoy luego de una noche de rabia justificada anuncia que pidió a la Procuraduría y la Defensoría del Pueblo liderar un proceso de reforma estructural de la Policía y dijo que “es al mismo presidente de la república a quien le corresponde liderar esa reforma”.[5] Nunca se preocupó por eso cuando desalojaba a la gente, cuando violaban a mujeres, ni cuando torturaron a un joven quemando su cabeza en un CAI, pero luego de una noche de violencia, encontró su espíritu de reforma. Puede que la violencia no arregle la Policía, pero hizo mover a esta derechista alcalde por primera vez este año.
La izquierda parlamentaria guarda cierto silencio ante los hechos, aunque el senador Petro sí se pronunció y circuló videos de los hechos y los calificó de asesinatos.
En la mañana de este jueves, Petro se refirió a las alusiones del uribismo y manifestó: “La cifra oficial de asesinados en Bogotá se eleva [en ese momento] a 8 con Javier Ordóñez. El uribismo trata de culparnos de los hechos. Han construido una política de seguridad basada en la muerte, han llevado a la policía a ser fuerza letal y no civil y han llevado el país a una dictadura”.[6]
Dejando de lado que la Policía en Colombia siempre ha sido una fuerza letal, su descripción es acertada, la política de seguridad de los uribistas y también de los Verdes en persona de la alcalde Claudia López es una política de muerte y de miedo. Luego de un confinamiento que no sirvió mucho para reducir el contagio de Covid-19 por la forma de aplicarlo, los jóvenes expresaron su rabia ante el asesinato pero también con total seguridad hay elementos de rabia ante el robo del erario, ante la entrega de recursos públicos a Luis Carlos Sarmiento [el hombre más rico de Colombia], mientras la gente aguantaba hambre en casa.
Ahora, no basta con una tímida reforma de la Policía como quiere López, toca que ella renuncie a su puesto. Es ella quien tiene la responsabilidad en los hechos, ella es la autoritaria que no hizo nada durante su mandato para reducir la violencia policial sino que mediante sus declaraciones la aumentaba. Cuando los estudiantes protestaban ella salía gritando y regañándolos como si fuera la mamá de ellos y hasta hizo montajes publicitarios de ese estilo con madres.
Nunca salió a gritar y chillar en ese estilo tan de ella, cuando la Policía violaba a mujeres. No, y ahora no podemos confiar en su propuesta de una reforma lejana. Es la hora de su renuncia, la destitución de los altos mandos policiales y el castigo de todos los policías involucrados en estos y otros hechos de violencia, pues no son pocos durante el confinamiento y no se limitan a Bogotá tampoco y por eso Duque y el ministro de Defensa también deben renunciar, ellos también asesinaron a Javier.
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[1] Se puede ver un video del asesinato y otros videos de las protestas aquí en este reportaje de Russia Today https://actualidad.rt.com/actualidad/366093-ministro-defensa-colombiano-confirma-muertes-bogota
[2] El Tiempo (10/09/2020) Siete muertos, 140 heridos, saldo de violenta noche de protestas https://www.eltiempo.com/justicia/delitos/cinco-muertos-y-80-heridos-saldo-de-noche-de-protestas-en-bogota-537005
[3] Ibíd.,
[4] El Espectador (10/09/2020) “Destruir a Bogotá no va a arreglar la Policía”: Claudia López https://www.elespectador.com/noticias/bogota/destruir-a-bogota-no-va-arreglar-la-policia-claudia-lopez/?cx_testId=14&cx_testVariant=cx_1&cx_artPos=0 – cxrecs_s
[5] Ibíd.,
[6] El Tiempo (10/09/2020) Polémica entre Petro y Uribistas por violencia en protestas https://www.eltiempo.com/politica/congreso/polemica-entre-petro-y-uribistas-sobre-violencia-en-protestas-537029